martes, 21 de marzo de 2017

EL DÍA QUE PERDÍ LA FE EN ESPAÑA

Aquí donde me leéis, soy un chico de 19 años al que le gusta ver un rato la televisión antes de irse a la cama. Durante el día,también acostumbro a consultar mi Facebook, escarbando entre oleadas de basura para encontrar un vídeo,un relato que me alegre el día.
En contadas ocasiones,tengo la suerte de toparme con vídeos de programas de talento, hasta hace poco extranjeros. En España somos más de fútbol, cotilleos y demás ladrillos que,acumulados,construyen un muro frente a nosotros que acaba tapando espectáculos realmente bellos.
Por fin,este año, la cadena colocada en quinto lugar en mi televisor decidió tomárselo en serio, o eso parecía, y acometió la producción de un programa de talentos, que en esta edición parece que contaría con la seriedad que le supone, y con la que no contó en su primera entrega. Por primera vez, vi en Facebook vídeos que demostraban que en nuestro país también somos capaces de muchas cosas,y muy buenas. Especialmente, llamó mi atención un mago cubano, mi favorito y el de muchos para ganar la edición y por fin dar prestigio a este programa, de exportar algo bueno al resto del mundo.
"¡Ay,iluso!",  pensaréis muchos. Pues sí. Viendo la final del programa, algo no marchaba bien. Entre los finalistas se había colado un " payasete", un hombre sin maldad ni culpa, pero utilizado por la cadena para acaparar el protagonismo de forma inevitable. A la postre, fue él quien acabó imponiéndose. Incrédulo, marioneta de los burdos trolls que habitan las redes españoles, se había alzado con el primer premio.
Como español, siento vergüenza. No somos capaces de tomarnos en serio el trabajo de las personas, las horas de entrenamiento que conlleva acudir a un programa de estas características, lo que supone para un chico que toca en la calle enfrentarse a un teatro lleno y a las cámaras, con millones de dedos acusadores detrás esperando para clamar contra el más mínimo fallo.
Señores, es así como hoy he perdido la fe en España. Para los que hayáis disfrutado con el final de la función, mi más sincera enhorabuena, habéis escrito otra página más del guión de una decadente Historia, la misma que nos contempla incrédula desde que hace siglos, comenzamos a caer en picado. La picaresca española, ¡JÁ!

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