domingo, 13 de octubre de 2019

FILTRACIONES SUPREMAS

Si estáis al tanto de las últimas noticias en relación con el juicio del "Procés" seguro que habréis podido leer que ya se conoce el contenido de la sentencia, en la cuál se descarta que los acusados cometieran el delito de rebelión, y por la que los políticos presos, que no al revés, van a recibir la pena correspondiente al delito de sedición, bastante inferior en años de prisión respecto a la petición de la Fiscalía. Apartándonos de la valoración jurídica de los hechos acontecidos en Cataluña aquel famoso 1 de octubre, hoy me gustaría fijar el foco de los acontecimientos en algo que está pasando desapercibido para la mayoría de los ciudadanos de a pie, pero que yo como jurista no puedo dejar pasar. ¿Cómo puede conocerse el contenido del fallo de la sentencia si la misma aún no se ha dado a conocer?

Estamos hablando de una situación muy grave dentro de un Estado de Derecho como el nuestro, en el que se da la separación de los tres grandes poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. O eso es lo que nos intentan hacer pensar, pues en esta terna entra en juego el conocido como cuarto poder, que no es otro que la prensa. En el caso que nos atañe, el periodismo ha roto los esquemas, ha dado al traste con los principios rectores del sistema judicial, aquellos que entre otros señalan que el procedimiento judicial es secreto. La filtración de la información debe provenir del propio Tribunal Supremo, cuyos componentes han alcanzado la cumbre del sistema judicial, y cuyo prestigio y profesionalidad son intachables, o así debería ser. Es inconcebible que un magistrado filtre el contenido de una de las sentencias más relevantes de los últimos años en nuestro país, con las consecuencias que ello podría traer. No puedo llegar a comprender los motivos que mueven a un profesional que traiciona de esta manera a sus compañeros de profesión, que únicamente por méritos propios han llegado hasta donde han llegado. Posiblemente, don Dinero esté detrás de todo ello, como suele suceder en estos casos, pues si hacemos un poco de memoria, es habitual que ante procesos en los que se decreta secreto de sumario, se conozcan todos los entresijos sin la más mínima dificultad.


                                      Fachada principal del Tribunal Supremo (Javi Martínez)

Dejando aparte la inexistente profesionalidad del filtrador, podemos encontrarnos a mayores con un problema jurídico, pues es obvio que los acusados van a optar por recurrir el fallo de la sentencia, sea cual sea, ante el TEDH de Estrasburgo, la más alta instancia judicial a nivel comunitario. En numerosas ocasiones este tribunal ha emitido sentencias cuanto menos sorprendentes, por lo que no sería una sorpresa que a raíz de la filtración, los abogados de los políticos independentistas encontraran una brecha para alegar irregularidades en el proceso que ha enviado a sus clientes a prisión. Qué orgulloso me sentiría yo de aquellos que por tener la exclusiva se cargaron el minucioso y cuidado trabajo de los Magistrados del Supremo, con mi admirado Marchena a la cabeza (un día os tengo que hablar de este hombre, me parece un superhéroe del siglo XXI).


                                                                Juicio del procés (EFE)

En resumidas cuentas, hago un llamamiento a futuros periodistas para que utilicen fuentes lícitas y honradas para conseguir sus tan ansiadas exclusivas. A los juristas, que no desacrediten la profesionalidad del gremio por cuatro pesetas, además de poner en jaque la dignidad de quienes esperan una sentencia en la que se juegan pasar unos cuantos años entre rejas. Al resto de lectores, solo os pido que no consumáis información basura, sino de calidad, para que los profesionales que de verdad valen vean recompensado su trabajo, y aquellos que carecen de escrúpulos se hundan en el fango de sus mentiras y falta de decencia.

lunes, 7 de octubre de 2019

LA BELLEZA DE LA ESPAÑA RURAL

Hace unas semanas comencé a pensar en realizar una serie de viajes para conocer en profundidad la provincia que me vio nacer y en la que me he criado, Palencia. Es una ironía hablar a los forasteros de las joyas que albergamos en nuestra casa y no conocer la mayoría de ellas, pero por circunstancias de la vida, que no suelen ser otras que la pereza y la falta de tiempo, en muchas ocasiones sucede esto. Por poner un ejemplo, siempre he estudiado San Martín de Fromista como el mayor exponente del románico a nivel mundial, y pese a estar a media hora en coche de mi ciudad, nunca me había desplazado hasta allí para admirar sus equilibradas proporciones, que tanta paz transmiten.
Este domingo, aprovechando un día de descanso, por fin decidí lanzarme a explorar, y visité Frómista, Población de Campos y Támara de Campos (este último alberga una iglesia espectacular, muy recomendable). Me encontraba en un alto de este último pueblo cuando me vino la inspiración para redactar las líneas en las que te encuentras, pero por desgracia no fue solo la belleza de lo que contemplaba la que me iluminó, sino que también empecé a pensar en las joyas que esperan cada día que viajeros solitarios se adentren en sus profundidades para asombrarse con los tesoros que con tanto mimo cuidan.


Iglesia de San Martín de Tours, Frómista


He tenido la suerte de viajar a diferentes países y conocer monumentos de fama mundial, todos maravillosos y espectaculares, pero me he dado cuenta de que a solo treinta kilómetros de casa existen obras de una belleza indescriptible y que apenas ven pasear por sus pasillos a una decena de turistas cada semana, con suerte. Esto es debido a la despoblación y abandono que sufren cientos de pequeños municipios a lo largo y ancho de toda España, principalmente en la Meseta, que ven como sus vecinos hacen la maleta en busca de oportunidades en las grandes urbes. 


Iglesia de San Hipólito el Real, Támara de Campos



El turismo arquitectónico y gastronómico es el único clavo ardiendo al que pueden agarrarse las corporaciones de estos pequeños pueblos para crear empleo, el único torniquete que puede parar la sangría de población activa que mana de sus entrañas. Seguro que muchos de vosotros tenéis pueblo, y véis cómo al final del verano la plaza en la que los niños juegan al fútbol y los mayores a las cartas se convierte de nuevo en el triste solar abandonado que es durante el resto del año.


Órgano de la Iglesia de san Hipólito el Real, Támara de Campos


Desde aquí me gustaría animaros a que investiguéis y os atreváis a visitar los pequeños pueblos de vuestras provincias, porque es una forma de crear empleo en el mundo rural, algo muy necesario en estos días que corren, y de paso con ello daréis una alegría a los pocos valientes que aún afrontan los duros inviernos castellanos en sus hogares del pueblo, pues ver caras nuevas de "forasteros" siempre es un aliciente para seguir diciendo frases como: "Mi pueblo es el mejor" o "La iglesia de mi pueblo es más bonita que ninguna que haya visto jamás". Lo más excitante de todo ello es que tienen razón, porque para cada uno de nosotros, nuestros pueblos albergan recuerdos imborrables que hacen que retornar al pueblo sea un descanso inigualable, y que en los reencuentros con nuestros vecinos estivales parezca que el tiempo nunca ha pasado. Promocionad y visitad el mundo rural, hoy más que nunca, para que las reliquias que allí nos esperan a todos no pasen a formar parte de un lejano pasado, porque así conseguiremos evitar que al acercarnos a uno de estos parajes no haya nadie que pueda abrirnos las puertas de sus iglesias, museos y castillos.