martes, 7 de noviembre de 2023

LA DERIVA DE LAS IDEOLOGÍAS EN ESPAÑA

    Después de casi tres años escribiendo únicamente en privado, los acontecimientos más recientes que estamos experimentando en la política y en la sociedad española me han hecho desenfundar el plumero virtual y quitar el polvo a este blog, al que tanto cariño le guardo, y que tantos momentos de paz y deshago me ha proporcionado.

    El escenario político español se antojaba cuanto menos complejo a la vista de los resultados de las pasadas elecciones, ya de por sí condicionadas de antemano por las fechas en las que se celebraron y las innumerables polémicas que el Ejecutivo acumulaba en su haber. La realidad ha sobrepasado con creces las expectativas, alumbrando una suerte de Juego de Tronos a la española que ha quebrado por completo el mapa político nacional y ha provocado que hasta el más fiel a las siglas de turno se cuestione todos y cada uno de sus principios.


Fotografía: La Gaceta

    Vivimos en una época ciertamente única en lo que a la hemeroteca se refiere, ya que ya no solo se cuenta con ajados recortes de papel de periódico para contrarrestar los vaivenes ideológicos de los políticos de turno, sino que periodistas e inteligencias artificiales trabajan conjuntamente (qué paradoja) para buscar en la esquina más remota del baúl de los recuerdos una declaración, chascarrillo o comentario que contraponer al más reciente de los discursos. Y me parece perfecto.

    En las últimas semanas se suceden los comentarios relativos a la convulsa situación política en los grupos de WhatsApp y en los corros en torno a la cerveza, que como todos sabemos, son fuente inagotable de sabiduría y cuñadismo a partes iguales, sean quienes sean los miembros que compongan a ambos. Me siento afortunado por convivir en ellos con gente de toda clase de procedencia geográfica, social, ideológica y cultural, porque qué triste y aburrida sería la vida de aquel que únicamente cree en sus convicciones sin plantearse siquiera el error o el aprendizaje proveniente del ajeno. Hay que ser necio. Y de necios vivimos rodeados, por desgracia.

    No voy a ocultar que, como palentino de origen que soy, me he sentido más ciudadano de segunda que nunca desde que comenzó siquiera a plantearse la posibilidad de sacar adelante una amnistía a los condenados por el procès y demás fauna, sin entrar a hacer valoraciones como jurista que soy (eso es caso aparte). No llego a comprender cómo en esta pseudodemocracia en la que vivimos alguien puede no llevarse las manos a la cabeza y estremecerse al ver cómo el Gobierno de turno prostituye la ya de por si limitada utilidad del parecer popular para plegarse a los mandatos de quienes hace no tanto quemaron las calles y sembraron el caos con la excusa de la independencia por bandera.

    Llegado a este punto de incomprensión, he de decir que me alegra ver las calles tomadas pacíficamente por quienes han optado por decir "basta", pero nuevamente me veo descolocado en el día de hoy por las actitudes de los orangutanes extremistas que únicamente acuden a estos actos con el deseo de ver el mundo arder, más allá de ideologías y de emblemas. Pese a la oposición de jóvenes y mayores que allí acudieron únicamente con el deseo de expresar su oposición a una medida política, la irrupción de grupúsculos violentos opaca actos que a priori ellos deberían apoyar en base a comuniones ideológicas, desencadenado el caos y enfrentamientos con la Policía, lo cual beneficia precisamente a sus adversarios políticos, que ven en ellos su particular "casus belli" para seguir adelante con sus reivindicaciones.

    Me da mucha lástima ver actitudes guerracivilistas en nuestro país a las puertas del año 2024. Me parece lamentable que se entonen cantos como "puto rojo el que no bote" a día de hoy en España, donde hace menos de cien años cientos de amigos y hermanos se vieron obligados a enfrentarse arma en mano por los deseos e ignorancias de las élites partidistas e ideológicas que por entonces se impusieron en nuestra tierra. El que no piensa como tú, en el noventa por ciento de los casos, no es un puto rojo o un puto facha, simplemente tiene una ideología diferente, y no hay nada malo en ello. Al contrario, de las conversaciones entre los dispares surge la evolución y el entendimiento, y es algo que pareció quedar claro en nuestro país en la década de los 70, pero que ahora nos empeñamos en enterrar de nuevo.


Los Pactos de la Moncloa. Fuente: EFE


    Me reconforta en cierta medida haber escuchado en estos días discursos de gente abierta ideológica e intelectualmente, que reconoce que las derivas de este Gobierno han traicionado de lleno lo prometido en campaña. Es numerosa la gente que, pese a su ideario político tradicional, reconoce sentirse herida en el orgullo que como votante tiene, y que castigaría en las urnas a quien apenas hace unos meses recibió su apoyo en forma de papeleta.

    Pase lo que pase, debemos evolucionar como sociedad, mostrarnos intelectualmente superiores a quienes hace no tanto solo supieron acudir a la sangre, al fuego y a la destrucción para enfrentar e imponer sus ideas. Debemos demostrar empatía con el diferente, que no contrario. En una sociedad occidental asentada en el respeto a las conquistas sociales del siglo XXI todas las ideologías no extremistas son compatibles. Honremos el dolor que padecieron quienes nos legaron esta tierra y avancemos juntos, porque de lo contrario, el sufrimiento que padecieron y el hambre que pasaron no habrá servido de nada, y ello supondría deshonrar sus memorias y los logros que tanto lucharon por conseguir. Ojalá la próxima vez que me leáis en estas líneas, y espero que sea pronto, lo estéis haciendo por un motivo mucho más amable.

jueves, 22 de octubre de 2020

UNA NUEVA ESPERANZA

Después de un tiempo sin escribir, al menos públicamente, los últimos acontecimientos acaecidos en el Congreso de los Diputados han logrado que vuelva a asomarme a este blog, a esa página en blanco que a tantos aterra y atenaza, pero a que a mí me permite desinhibirme a gusto y sacar mis más profundos pensamientos de mi cabeza, como si un pensadero se tratase (es una referencia a mi saga de películas favorita, no espero que todas la entendáis). A pesar de lo que os pueda sugerir el título del post, no vengo a hablar de Star Wars, y tampoco vengo a traer solo alegrías, como cabría esperar en estos tiempos que corren.

Tiempos de pandemia, al fin y al cabo, que nublan hasta el más claro horizonte. Esta semana de lluvia intermitente pero perenne ha sido un fiel reflejo de la situación política, y también sanitaria, que atraviese nuestro querido país. Y precisamente escudándose en el cariño que sentimos por nuestra nación, cierto partido político ha decidido plantear una moción de censura al Ejecutivo. Lejos queda ya el espíritu original de esta figura, reservado a las más extremas situaciones, pero eso es tema aparte, y prefiero centrarme en todo lo que ha rodeado a las sesiones parlamentarias acontecidas estos días. Hay quien ha considerado oportuno asestar un garrotazo al ya desnortado Gobierno a fin de dar el último paso en la escalera hasta la cima, que es el poder. Solo observo un problema: para dar un garrotazo que noquee al rival, has de proveerte de un buen arma, y quien la sujetaba como espada de Damocles sobre el titubeante émulo, se ha encontrado entre sus manos con un irrisorio globo de plástico hinchado, que no alcanza ni a hacer cosquillas. 


                    
                                Representación de La Espada de Damocles, de Richard Westall

A todo ello hemos de añadir una imagen que defina el heterogéneo y burlesco grupo que se encuentra a la riendas del desbocado caballo que es España, un equino que suelta espuma por la boca, azuzado por el vil látigo de quienes escudan sus políticas en el rupturismo, la mediocridad (mi recuerdo para la señora Celaá) y el populismo.

Entre todo este oscurantismo, propio de las etapas más oscuras vividas sobre estas tierras, hemos podido encontrar un rayo de luz, después de días de tormenta. Somos pocos los idealistas que creemos en los Gobiernos de Estado, pero hoy hemos podido observar un atisbo de lo que supondría un pacto entre los íntimos enemigos que hasta hace pocos años poblaban prácticamente la totalidad de la Cámara Baja a sus anchas. Me he permitido el lujo de imaginarme tal escenario, iluso de mí, con una necesaria e inevitable bisagra que permitiera el encaje entre políticas a priori tan alejadas, pero que en esencia gozan de un programa con muchos puntos en común. Son los radicalismos, encarnados en dos partidos de relativamente reciente creación, los que empujan a los clásicos a llevar a la práctica políticas que en otras circunstancias jamás veríamos realizar. Si el electorado viera una renuncia a tales acciones en pos de un beneficio común, podríamos gozar de un Ejecutivo que no tuviera que rasgarse las vestiduras cada semana, cediendo al chantaje de quienes hasta hace diez años empuñaban armas y asesinaban a sangre fría, o de quienes siguen preocupados de revivir y tener presenta la figura de aquel dictador que tanto mal causó a nuestros abuelos en décadas pretéritas. 

Para ello, han de superarse muchos escollos que impiden el acercamiento, al menos de cara a la galería (a saber lo que se cuece en los pasillos de las instituciones). Debemos de contar con políticos a la altura de las circunstancias, y olvidarnos de los ministros que se reúnen con mandatarios de dictaduras sudamericanas en las salas privadas de los aeropuertos, de los que fuman arrejuntados en la puerta del Congreso, sin mascarilla y entre risas, mientras los hosteleros agonizan enterrados por las deudas y las limitaciones. También hemos de relegar a aquellos que anteponen sus ansias de aniquilar la división de poderes, y que intentan camuflar un acercamiento a quienes hoy se han apartado de la extrema derecha, cuando realmente ha sido Europa quien ha condicionado sus jugosas subvenciones a cambio de que el ala comunista de nuestro mando político olvidase sus vacuas ambiciones, propias de siglos rancios e ideas desdeñadas.


                      Varios ministros y diputados fuman a la puerta del Congreso en plena pandemia.

                                                  Fuente: zamora24horas.com


Yo creo, iluso de mí, en los políticos abiertos al cambio, en los que no se dejan guiar por las ataduras del pasado, en los que no se sujetan por la ridícula disciplina de voto, en los que no propugnan siglas, sino ideales propios. Claro, que eso supondría dar al traste con años de amiguismo y de carcamales agarrados a la poltrona por decreto, con el hermetismo que envuelve a la mal llamada "clase política" (como ya manifesté en otro post de este mismo blog). ¿Quién está dispuesto a renunciar a todo ello, a cambio del beneficio de la colectividad? Prefiero no responder a mi propia pregunta, para no hundir definitivamente en el fondo del abismo mis crédulos principios. Ojalá que nuestros ojos vean con claridad aquellos que nuestros predecesores avizoraron en el 78, después de decenios de enfrentamientos, para poder crear por fin una tierra de oportunidades que no distinga entre rojos y azules, sino entre aquellos que pusieron la primera piedra en el camino, y los que ponían palos en las ruedas, con la esperanza de que estos últimos queden olvidados en la oscuridad del triste pasado que es nuestro presente. 

lunes, 30 de marzo de 2020

LA VIDA EN CUARENTENA

Una vez que se han cumplido dos semanas de confinamiento, he creído oportuno ponerme delante de la pantalla para analizar cómo ha transcurrido el tiempo durante estos últimos días. Se trata de una situación que es nueva para todos... o para casi todos: en el año 2010 se decretó por primera vez desde que entró en vigor la actual Constitución (1978) el estado de alarma, debido a la huelga de controladores que paralizó el tráfico aéreo en nuestro país. Aquella situación fue muy diferente a la actual, puesto que la intervención del Gobierno movilizando al Ejército hizo posible una rápida resolución del conflicto. La coyuntura actual es completamente diferente: nos enfrentamos a un enemigo que ha puesto en jaque a todo un planeta, algo que parecía solo al alcance de guerras mundiales o enfrentamientos bélicos similares. Y lo más chocante es que lo ha conseguido siendo invisible a nuestros ojos, y es precisamente ahí donde radica su mayor peligro. El ser humano tiende a despreciar lo que no puede asustarle cara a cara, y como hemos podido comprobar, los Ejecutivos de numerosos países (por no decir casi todos) no han tomado cartas en el asunto hasta que el famoso bicho ha comenzado a colapsar hospitales y morgues por doquier.


Tareas de desinfección por parte de los vecinos en Villerías de Campos (Palencia)

El aislamiento social es la medida más efectiva en la dura pugna que se está desarrollando contra la pandemia, pues de esta manera se neutraliza el arma principal con el que cuenta nuestro contendiente, que no es otro que el contagio masivo a través del contacto cercano entre personas. En los países latinos la situación es especialmente peligrosa, pues tendemos a pelearnos por las sillas de las terrazas en cuanto vemos asomar el más mínimo rayo de sol (la cultura mediterránea es en estos casos un arma de doble filo, para nuestra propia desgracia). Para muchos culos inquietos, el hecho de permanecer encerrados en casa durante quince días consecutivos (o treinta, o cuarenta y cinco, o quién sabe cuántos) es una tortura sin parangón, comparable incluso con la vida en prisión, como manifiestan ciertos ignorantes en sus redes sociales. Analizándolo fríamente, lo mejor visto lo visto es hacer de las cuatro paredes que nos rodean un ambiente propicio para el trabajo, el ocio y la convivencia.

                                          Marta Moras/ El Norte de Castilla (Palencia)


Cuando todo esto comenzó, todos pensamos en ponernos manos a la obra con aquellas chapuzas pendientes que teníamos en nuestros hogares, en pasar jugando a la Play las horas que no le podemos echar durante el curso, en acabar aquel libro que llevabas ojeando medio año... Lo cierto es que la cuarentena, en mi caso, me ha servido para ponerme al día con muchos proyectos que tenía pendientes, incluso para embarcarme en otros nuevos. En colaboración con los vecinos, hemos conseguido organizar un bingo diario, lo cuál es sumamente gratificante, porque durante media hora al día conseguimos que jóvenes y mayores olviden sus penas y solo piensen en divertirse, algo que es impagable hoy en día. Durante el fin de semana incluso organizamos un vermut torero (cada uno desde su balcón, por supuesto), en el que disfrutamos durante un rato de música y brindis al sol. Sin ir más lejos, ayer mismo un entrañable anciano se animó a recitarnos un emotivo discurso en honor a sanitarios, Policía y demás trabajadores que siguen dando el callo y que se juegan su salud, en incluso su vida, para que a nosotros no nos falte de nada, ni comida ni atención médica. 


 Cadena SER/Agencia ICAL

En las jornadas en las que ver la televisión es un infierno en el que solo se suceden las malas noticias, yo personalmente he encontrado un oasis de tranquilidad entre mis vecinos, a los que últimamente estoy conociendo con más detenimiento (o conociéndoles directamente, en algunos casos). Es reconfortante ver asomadas al balcón a personas tan diferentes que consiguen hacer frente a un enemigo común, un enemigo que pretende arrebatarnos nuestra cultura de calle y la sabiduría que albergan las mentes de nuestros mayores. Es imponente también ver cómo miles de personas siguen trabajando día a día sin descanso, levantando barreras que impiden que el adversario se cuele en nuestras casas. Por ello, desde aquí solo me queda nuevamente dar las gracias a todos los profesionales que se emplean a fondo en salvar vidas, en desinfectar nuestras calles, en proveernos de comida y demás servicios... También, por último, quiero dar las gracias a la gente que desde sus balcones pone música, organiza bingos, juega a hundir la flota con el vecino de enfrente, comparte sesiones deportivas... Vosotros también sois héroes a pequeña escala, y cuando todo esto pase y echemos la vista atrás, sin duda recordaremos que todos estuvisteis a la altura cuando realmente había que estarlo.

                                                        Hospital Río Carrión (Palencia)


                                                          #YOMEQUEDOENCASA 

PD: no quiero tampoco olvidarme de mandar ánimos a la gente de los demás países que también están sufriendo el azote de esta crisis, especialmente de países hermanos como Italia, Portugal y toda Latinoámerica.


jueves, 12 de marzo de 2020

YO ME QUEDO EN CASA

Coronavirus. Una vez saltado el trámite de citar la palabra que a todos nos pasa por la cabeza durante veinticuatro horas al día, me dispongo a redactar una serie de líneas con el fin de analizar fríamente los acontecimientos que se nos vienen encima, y la manera de afrontarlos. Vaya por delante que soy un absoluto desconocedor de la rama sanitaria, para mi desgracia, ya que aunque siempre me ha resultado una materia sumamente atractiva, por circunstancias de la vida nunca he podido profundizar en este saber tanto como me gustaría. Por ello, desde un primer momento quiero mostrar mi profundo respeto y admiración hacia el trabajo de médicos, enfermeros, auxiliares y demás profesionales dedicados al cuidado de los demás, y no solo en estos días de infinito trasiego, sino durante todo el año, soportando guardias y consultas interminables que acaban convirtiéndose en maratones. Por todo lo dicho y mucho más, mi más sincero agradecimiento.



Entrando de lleno en el tema que nos trae hasta aquí, me parece innecesario hacer referencia al origen de la enfermedad, puesto que es algo que casi todos ya hemos oído demasiadas veces sin llegar en realidad a ninguna conclusión definitiva (¿sopa de murciélago, estofado de pangolín...?). Lo que sí que tenemos que tomar como referencia es el caso de nuestros vecinos italianos. Por desgracia para ellos, el virus se expandió a lo largo y ancho del país sin ningún tipo de control aparente, llegando a fecha de hoy hasta los quince mil infectados, y superando la barrera psicológica de los mil fallecidos. Quienes allí se encuentran hablan de un caos total en los primeros compases de desarrollo de la infección, lo cual ha supuesto que en la actualidad los profesionales sanitarios se vean obligados a seleccionar a qué pacientes tratar, llegando hasta el punto de descartar el tratamiento a quienes se encuentran en estado terminal. Algo así tiene que ser devastador para una persona cuyo cometido es salvar vidas, pero la falta de medios hace que sea necesario llegar a estos extremos. Me llamaron la atención sobre todos los demás dos casos absolutamente descorazonadores: por un lado, un actor italiano encerrado en cuarentena tuvo que ver morir a su hermana en su propia cama, ante el colapso del sistema sanitario. Fue tal su desesperación que decidió grabar tan impactante escena, con el fin de denunciar y sensibilizar a quienes fueran espectadores de tan dantesco escenario. Por otro lado, una pareja de ancianos murió el mismo día en su hogar, también como fruto del desborde médico imperante en el país transalpino.

                                                     
                                                        REUTERS/Flavio Lo Scalzo

He querido reflejar aquí estos casos porque por desgracia veo, y las cifras de infectados respaldan mi premonición, que en nuestro país se va a llegar a tales extremos si no nos tomamos los consejos que emiten las autoridades en serio. Mucha gente ha optado por regresar a sus ciudades de origen tras la suspensión de las clases en colegios y universidades, o ante la opción de poder teletrabajar desde casa. Esta situación puede ocasionar un exponencial aumento de casos en los pequeños municipios receptores que van a acoger a estos "exiliados", con el peligro que ello supone, y más teniendo en cuenta que la población de dichas localidades tiende a ser severamente envejecida (los ancianos son uno de los grandes grupos de riesgo, junto con las personas que padecen patologías en el aparato respiratorio). En ciertos casos, es inevitable que se dé este éxodo, por estar muchos estudiantes alojados en residencias que cierran sus puertas durante estas fechas. Es aquí donde vamos a encontrarnos con la parte más crucial para frenar la epidemia: el aislamiento.

El aislamiento social se va a convertir en la clave para frenar los contagios, puesto que se pone fin a la principal vía de propagación de la enfermedad, que no es otra que el contacto próximo entre humanos. Si se consigue reducir al mínimo exponente las relaciones interpersonales durante el tiempo recomendado, habremos dado un gran paso para contrarrestar uno de los puntos fuertes del virus, y evitaremos con ello que se tengan que tomar medidas aún más extremas, como señalan precisamente desde Italia, donde las restricciones son aún más estrictas. Por ello, es necesario que renunciemos durante unos días a salir de fiesta, a sentarnos en terrazas, a dar paseos... Quizás con el paso de los días se haga pesado, pero se lo debemos a todos aquellos que se están dejando la piel en este mismo instante en cada estancia de nuestros ya de por sí saturados hospitales y ambulatorios, y se lo debemos también a nuestros mayores, expuestos a esta enfermedad inevitablemente como fruto únicamente del paso del tiempo y la consecuente debilidad de sus sistemas inmunitarios.

                                    
                                    Medidas recomendadas en hostelería para combatir el virus

Por favor, cumplid con las medidas que se están tomando desde las altas esferas políticas. Si hasta ellos han podido renunciar por unos días al continuo conflicto que mantienen por nimiedades ideológicas, ¿no vamos a ser nosotros capaces de estar también a la altura como país y como sociedad para afrontar un reto de estas dimensiones?

                           #YOMEQUEDOENCASA

lunes, 25 de noviembre de 2019

POLÍTICA DE HOOLIGANS

Hoy por primera vez desde que comencé con este blog voy a escribir inspirándome en la petición de un amigo, en relación con un trabajo que tiene que realizar para la universidad. La verdad es que está relacionado con dos materias que me apasionan, por lo que he accedido sin problema a ello, puesto que tarde o temprano iba a acabar hablando sobre ello (es más, en numerosas ocasiones lo he hecho en mis redes sociales).  Yendo directamente al grano, os presento el asunto en cuestión, que no es otro que la relación que existe entre el deporte y la política.

A priori muchos podríais llegar a pensar que son dos temas completamente opuestos, pero como sucede habitualmente en los últimos tiempos, la realidad social nos ofrece claros ejemplos que demuestran lo contrario. En innumerables ocasiones se aprovecha el gran escaparate que suponen los grandes eventos deportivos, televisados a nivel mundial, para lanzar soflamas de toda índole, por lo que se hace inevitable que en determinados casos estos alegatos tengan cierto carácter político. A todas luces, se trata de una cuestión altamente polarizada, por lo que lo más conveniente es analizar pormenorizadamente los pros y contras que plantea este vínculo entre dos vertientes tan diferenciadas.

Por un lado, es habitual ver cómo clubes y federaciones deportivas, o incluso deportistas a título individual, se convierten en la bandera de causas justas, como pueden ser la defensa de la mujer, la lucha contra el racismo, recaudaciones solidarias para paliar los efectos de graves catástrofes naturales... Nadie duda de que estas actuaciones son manifiestamente positivas, aunque siempre haya quien se oponga alegando que todo se hace por tratar de limpiar la imagen pública del club o deportista, o incluso para desviar la atención de otros problemas a los que se enfrentan como institución o ser humano.

El mayor problema emerge cuando se aprovecha el tirón mundial que supone el apoyo de un gran club o federación para escudar acciones que a priori no gozan del favor de la opinión pública, bien por no convencer a la mayoría de fans, o directamente por atentar abiertamente contra derechos fundamentales, organizaciones, o incluso estados. En mi humilde opinión un club, a pesar de ser una entidad privada, no puede decantarse abiertamente por apoyar causas que pueden causar un enfrentamiento abierto entre sus más acérrimos seguidores, dado que su actividad principal es la deportiva, y no la política. A todos nos vienen a la mente clubes o federaciones que utilizan su enorme influencia para lanzar mensajes que atacan directamente a la libertad de la sociedad, y esto es un grave error que no se puede permitir. El deporte debe ser lo más transparente posible, y los tintes políticos deben permanecer en una esfera alejada de lo que esto supone, pues lo único que se logra es eclipsar los valores que se intentan promover, que no son otros que la cultura del esfuerzo y del entreno diario con el fin de lograr grandes metas, lo cual puede trasladarse a todos los ambientes que se puedan imaginar en la vida diaria.


                                                                  Imagen: El País

Cada deportista, a título individual, tiene que poder expresarse con libertad acerca de sus inquietudes individuales, pues no dejan de ser personas con los mismos derechos y obligaciones que los ciudadanos de a pie, con todo lo que ello conlleva. Es por ello por lo que deben sentirse libres para opinar sin temor a ningún tipo de censura, más allá de la crítica de los "periodistas" de bandera que campan a sus anchas por los platós de televisión.

Me gustaría hacer incidencia en la diferencia que supone lo que representa un club o federación y lo que representa un deportista como persona. Es muy sencillo expresar si estás de acuerdo o no con una persona, y retirarle tu apoyo si así lo deseas en función de lo que escuchas y de cómo lo asimilas a título personal, pero las instituciones representan algo más, y su alcance es mucho mayor, porque como hemos visto, pueden ser financiados por movimientos políticos, y con las ingentes cantidades de dinero que se mueven hoy en día en el deporte, la repercusión que pueden llegar a tener sus actos y declaraciones pueden afectar a los sentimientos de muchos aficionados, al ver como el equipo de su corazón se dedica a promocionar campañas políticas con la cuota de socio que tanto le cuesta pagar cada año.

                                 
                    Lluvia de peluches en un partido de fútbol de la Eredivisie. Imagen: Diario Olé

Para concluir este artículo, como siempre, quiero recalcar que solo se trata de mi opinión personal, y que como aficionado al deporte, me encanta ver cómo éste se aprovecha para impulsar iniciativas que de otro modo no tendrían tanto apoyo social y mediático, como ha sucedido recientemente con las inundaciones en la Región de Murcia (el FC Barcelona accedió a jugar un partido en Cartagena para recaudar fondos para los afectados), como sucede cada año con la afición del Feyenoord holandés (cada año invitan a niños enfermos a ver partidos de fútbol a su propio estadio, y la afición rival les lanza peluches como muestra de cariño), o como ha sucedido este fin de semana en la Liga Holandesa (se ha guardado un minuto de silencio al principio de los partidos de la jornada como protesta contra el racismo que aún se sufre en algunos campos). Por ello, me parece necesario quedarnos con la parte buena del deporte, la que nos hace emocionarnos con los triunfos de los deportistas que admiramos, al margen de cuáles sean las ideologías que habitan en sus mentes.

domingo, 13 de octubre de 2019

FILTRACIONES SUPREMAS

Si estáis al tanto de las últimas noticias en relación con el juicio del "Procés" seguro que habréis podido leer que ya se conoce el contenido de la sentencia, en la cuál se descarta que los acusados cometieran el delito de rebelión, y por la que los políticos presos, que no al revés, van a recibir la pena correspondiente al delito de sedición, bastante inferior en años de prisión respecto a la petición de la Fiscalía. Apartándonos de la valoración jurídica de los hechos acontecidos en Cataluña aquel famoso 1 de octubre, hoy me gustaría fijar el foco de los acontecimientos en algo que está pasando desapercibido para la mayoría de los ciudadanos de a pie, pero que yo como jurista no puedo dejar pasar. ¿Cómo puede conocerse el contenido del fallo de la sentencia si la misma aún no se ha dado a conocer?

Estamos hablando de una situación muy grave dentro de un Estado de Derecho como el nuestro, en el que se da la separación de los tres grandes poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. O eso es lo que nos intentan hacer pensar, pues en esta terna entra en juego el conocido como cuarto poder, que no es otro que la prensa. En el caso que nos atañe, el periodismo ha roto los esquemas, ha dado al traste con los principios rectores del sistema judicial, aquellos que entre otros señalan que el procedimiento judicial es secreto. La filtración de la información debe provenir del propio Tribunal Supremo, cuyos componentes han alcanzado la cumbre del sistema judicial, y cuyo prestigio y profesionalidad son intachables, o así debería ser. Es inconcebible que un magistrado filtre el contenido de una de las sentencias más relevantes de los últimos años en nuestro país, con las consecuencias que ello podría traer. No puedo llegar a comprender los motivos que mueven a un profesional que traiciona de esta manera a sus compañeros de profesión, que únicamente por méritos propios han llegado hasta donde han llegado. Posiblemente, don Dinero esté detrás de todo ello, como suele suceder en estos casos, pues si hacemos un poco de memoria, es habitual que ante procesos en los que se decreta secreto de sumario, se conozcan todos los entresijos sin la más mínima dificultad.


                                      Fachada principal del Tribunal Supremo (Javi Martínez)

Dejando aparte la inexistente profesionalidad del filtrador, podemos encontrarnos a mayores con un problema jurídico, pues es obvio que los acusados van a optar por recurrir el fallo de la sentencia, sea cual sea, ante el TEDH de Estrasburgo, la más alta instancia judicial a nivel comunitario. En numerosas ocasiones este tribunal ha emitido sentencias cuanto menos sorprendentes, por lo que no sería una sorpresa que a raíz de la filtración, los abogados de los políticos independentistas encontraran una brecha para alegar irregularidades en el proceso que ha enviado a sus clientes a prisión. Qué orgulloso me sentiría yo de aquellos que por tener la exclusiva se cargaron el minucioso y cuidado trabajo de los Magistrados del Supremo, con mi admirado Marchena a la cabeza (un día os tengo que hablar de este hombre, me parece un superhéroe del siglo XXI).


                                                                Juicio del procés (EFE)

En resumidas cuentas, hago un llamamiento a futuros periodistas para que utilicen fuentes lícitas y honradas para conseguir sus tan ansiadas exclusivas. A los juristas, que no desacrediten la profesionalidad del gremio por cuatro pesetas, además de poner en jaque la dignidad de quienes esperan una sentencia en la que se juegan pasar unos cuantos años entre rejas. Al resto de lectores, solo os pido que no consumáis información basura, sino de calidad, para que los profesionales que de verdad valen vean recompensado su trabajo, y aquellos que carecen de escrúpulos se hundan en el fango de sus mentiras y falta de decencia.

lunes, 7 de octubre de 2019

LA BELLEZA DE LA ESPAÑA RURAL

Hace unas semanas comencé a pensar en realizar una serie de viajes para conocer en profundidad la provincia que me vio nacer y en la que me he criado, Palencia. Es una ironía hablar a los forasteros de las joyas que albergamos en nuestra casa y no conocer la mayoría de ellas, pero por circunstancias de la vida, que no suelen ser otras que la pereza y la falta de tiempo, en muchas ocasiones sucede esto. Por poner un ejemplo, siempre he estudiado San Martín de Fromista como el mayor exponente del románico a nivel mundial, y pese a estar a media hora en coche de mi ciudad, nunca me había desplazado hasta allí para admirar sus equilibradas proporciones, que tanta paz transmiten.
Este domingo, aprovechando un día de descanso, por fin decidí lanzarme a explorar, y visité Frómista, Población de Campos y Támara de Campos (este último alberga una iglesia espectacular, muy recomendable). Me encontraba en un alto de este último pueblo cuando me vino la inspiración para redactar las líneas en las que te encuentras, pero por desgracia no fue solo la belleza de lo que contemplaba la que me iluminó, sino que también empecé a pensar en las joyas que esperan cada día que viajeros solitarios se adentren en sus profundidades para asombrarse con los tesoros que con tanto mimo cuidan.


Iglesia de San Martín de Tours, Frómista


He tenido la suerte de viajar a diferentes países y conocer monumentos de fama mundial, todos maravillosos y espectaculares, pero me he dado cuenta de que a solo treinta kilómetros de casa existen obras de una belleza indescriptible y que apenas ven pasear por sus pasillos a una decena de turistas cada semana, con suerte. Esto es debido a la despoblación y abandono que sufren cientos de pequeños municipios a lo largo y ancho de toda España, principalmente en la Meseta, que ven como sus vecinos hacen la maleta en busca de oportunidades en las grandes urbes. 


Iglesia de San Hipólito el Real, Támara de Campos



El turismo arquitectónico y gastronómico es el único clavo ardiendo al que pueden agarrarse las corporaciones de estos pequeños pueblos para crear empleo, el único torniquete que puede parar la sangría de población activa que mana de sus entrañas. Seguro que muchos de vosotros tenéis pueblo, y véis cómo al final del verano la plaza en la que los niños juegan al fútbol y los mayores a las cartas se convierte de nuevo en el triste solar abandonado que es durante el resto del año.


Órgano de la Iglesia de san Hipólito el Real, Támara de Campos


Desde aquí me gustaría animaros a que investiguéis y os atreváis a visitar los pequeños pueblos de vuestras provincias, porque es una forma de crear empleo en el mundo rural, algo muy necesario en estos días que corren, y de paso con ello daréis una alegría a los pocos valientes que aún afrontan los duros inviernos castellanos en sus hogares del pueblo, pues ver caras nuevas de "forasteros" siempre es un aliciente para seguir diciendo frases como: "Mi pueblo es el mejor" o "La iglesia de mi pueblo es más bonita que ninguna que haya visto jamás". Lo más excitante de todo ello es que tienen razón, porque para cada uno de nosotros, nuestros pueblos albergan recuerdos imborrables que hacen que retornar al pueblo sea un descanso inigualable, y que en los reencuentros con nuestros vecinos estivales parezca que el tiempo nunca ha pasado. Promocionad y visitad el mundo rural, hoy más que nunca, para que las reliquias que allí nos esperan a todos no pasen a formar parte de un lejano pasado, porque así conseguiremos evitar que al acercarnos a uno de estos parajes no haya nadie que pueda abrirnos las puertas de sus iglesias, museos y castillos.