viernes, 8 de marzo de 2019

LA IMPARABLE AFRENTA FEMINISTA

Hoy, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, hemos vuelto a ser testigos de una protesta de calado histórico. En los últimos años, el poder feminista ha ido abriéndose paso a la par que lo ha hecho la mujer en la sociedad, reclamando el sitio que tantas veces y tan repetidamente se le ha negado a lo largo de la Historia. Con la llegada del siglo XXI, la lucha de todas aquellas que no dieron el brazo a torcer cuando lo más fácil y normal era hacerlo comienza a adquirir relevancia, a tener un verdadero sentido. Como rezaban numerosas pancartas en las manifestaciones de hoy, muchas nietas ponen hoy voz a sus abuelas, pero también son altavoz de todas las mujeres que, por el simple hecho de serlo, se vieron abocadas a un trágico desaparecer entre las sangrientas crónicas de sucesos locales.

Gracias a la lucha de muchas personas, el movimiento feminista ha adquirido una dimensión que ya es imparable, imposible de frenar pese a los intentos de algunos de meternos en su máquina del tiempo y devolvernos a la Edad Media. Si bien es cierto que no son pocos los movimientos políticos que intentan verse vinculados a una revolución de este calado con el fin de conseguir rédito electoral, es aún más cierto que el mensaje, lo verdaderamente importante, se superpone a todo ello. Es esperanzador ver las calles llenas de mujeres de todas las edades pidiendo lo que nunca deberían estar obligadas a pedir, algo tan básico e inherente a la condición humana como es la igualdad.

Paseando esta tarde por la Calle Mayor de mi ciudad, no he podido sino sentir orgullo al leer cada mensaje reflejado en pancartas hechas a mano. Alguna de las personas que ha subido al escenario de la Plaza Mayor ha conseguido incluso emocionarme con sus versos y rimas cargados de rabia y anhelo a partes iguales (he de decir que tengo la fortuna de incluso conocer a varias). Son estos actos los que me hacen pensar que se acerca el día en el que por fin las diferencias por cuestión de género llegarán a su fin, y pasarán a engrosar las páginas de los libros de Historia, donde debieron quedar hace mucho tiempo, acompañadas de otros horrores que ha sido capaz de crear la raza humana.


Para finalizar, solo pido a quienes no creen en esta desigualdad que abran los ojos, porque estos que no son capaces de apreciar esta brecha, probablemente observen desde una cómoda posición de privilegio. Para quienes han abarrotado las calles, solo puedo desear que esto no quede en un simple día del año, y que sigamos contribuyendo con pequeños gestos rutinarios, sin caer en presiones ni chantajes de quienes pretenden imponer idearios, desde uno u otro bando. Esta guerra no es de siglas, sino de personas, hay que pelear por la condición de cada uno, y no por su forma de pensar o de votar. Hoy, me voy a la cama con muchas mujeres en mis pensamientos, incluso algunas que ya no están, pero que con su forma de vida han hecho mucho por las que hoy han dado la cara y se han desgañitado por ellas en cada rincón del mundo con su justa reivindicación.

domingo, 3 de marzo de 2019

El CISMA ESTADÍSTICO

Si por algo se ha caracterizado el gobierno de Pedro Sánchez, al que puede que unos meses apodemos "El Breve" (aunque él se conformaría con ser recordado como "El Guapo"), es por manipular las estadísticas a su antojo. Desde la moción de censura que le encumbró, no ha habido un solo mes en el que los datos arrojados por el CIS no hayan acaparado las portadas de los grandes periódicos de tirada nacional.
Una de las primeras decisiones del presidente tras desembarcar en Moncloa, aparte de cambiar el colchón, fue nombrar presidente del CIS al señor Tezanos, persona de su confianza. La elección, a priori, no pudo resultar más beneficiosa para sus intereses: en todos y cada uno de los informes emitidos por la institución, el PSOE ha liderado la intención de voto con márgenes cada vez más amplios respecto de sus competidores, y como no podía ser de otra forma, Pedro ha obtenido la mejor nota media en la valoración de los dirigentes de los principales partidos políticos del país (para sorpresa de todos y de nadie, ninguno roza siquiera el aprobado).

Los resultados estadísticos pueden suponer un arma de doble filo a menos de dos meses de las elecciones generales, como pudimos comprobar recientemente en Andalucía. Quizás, los votantes indecisos se dejen imbuir por la aparente mayoría que cosecharían los socialistas, lo que corroboraría que la decisión de Sánchez al manipular las encuestas del CIS para favorecer sus intereses habría sido un éxito. El problema con el que se puede encontrar tiene un nombre: hartazgo. El español de a pie, a pesar de que pueda llegar a aparentarlo frecuentemente, no tiene un pelo de tonto, y llega un punto en el que advierte que la información que le llega a través del Radio Patio socialista no es del todo veraz. Existe un alto porcentaje de personas que no saben a quién votar ante el abanico de partidos que concurren a las elecciones, y por ello pueden optar por ejercer el voto de castigo frente a quien ha permanecido en el Gobierno modificando datos y aprobando subidas sistemáticas de impuestos, o bien frente a los que han hecho de la corrupción su bandera (Partido Popular, esta va por ti).

                                        Fuente: CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas)

Elecciones aparte, lo que no se puede consentir es que Pedro Sánchez tenga la desfachatez de INVENTARSE que 2'5 millones de niños españoles viven en riesgo de pobreza (un tercio del total). ¿Acaso vivimos en un país tercermundista o en guerra? Nadie en su cabal juicio puede creerse esos datos. De hacerlo, estaríamos despreciando y ninguneando no solo a los niños que viven en España y tienen la desgracia de no poder hacer las comidas diarias necesarias o de no poder vestir en condiciones, sino también a aquellos que no han tenido la fortuna de nacer en un país desarrollado.

Por ello, me gustaría hacer una llamada de responsabilidad a quienes van a tener el futuro de España en sus manos en menos de 60 días, para que sean honestos con los votantes que depositen en ellos la poca confianza que les queda en los dirigentes políticos, y basen sus programas en las realidades sociales que nos atañen y que son susceptibles de amplias mejoras, pues de otra manera, las esperanzas que todos albergamos de tener un país a la altura de la calidad de las personas que en él habitan,se acabaran desvaneciendo.